Amado Nervo es uno de esos escritores que parecen haber nacido para tocar el alma de quienes lo leen. Su poesía, llena de amor, esperanza y una profunda espiritualidad, lo convirtió en una figura clave de la literatura en México y América Latina. Pero detrás de sus versos, hay una vida fascinante que mezcla pasión, melancolía y una constante búsqueda de significado.
Nació en 1870, en Tepic, Nayarit, y su verdadero nombre era Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo. Amado Nervo era solo su seudónimo literario. Desde joven, mostró un alma inquieta y curiosa. Aunque inicialmente quiso ser sacerdote, su pasión por las letras lo llevó por otro camino, uno lleno de poesía, novelas y hasta ensayos periodísticos.
Pero lo que realmente distingue a Nervo es su capacidad de conectar con las emociones más profundas. Su poesía habla de amor, esperanza y espiritualidad, pero también de pérdida y resignación. Su obra más famosa, "La Amada Inmóvil", está inspirada en su gran amor, Ana Cecilia Dailliez, quien murió de manera inesperada, dejando a Nervo devastado. Este libro es un homenaje a ella, y cada verso parece latir con el corazón de un hombre que amó profundamente.
Un dato curioso es que Nervo también tuvo una faceta espiritual y exploró temas como la inmortalidad del alma, la reencarnación y el significado de la fe. Su poesía refleja esta mezcla entre misticismo y humanidad, haciendo que sus versos sean tan universales como íntimos.
Por cierto, si alguna vez lees sus poemas y sientes que parecen hablarte directamente, no es casualidad. Nervo tenía el don de transmitir emociones como si hubiera leído los secretos de nuestras almas. ¡Es por eso que sus palabras siguen resonando más de un siglo después!
Derechos de imagen a quien corresponda
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
¿Qué emociones te despiertan estos versos?
¿Hay alguna parte del poema que resuene con un momento específico de tu vida?
Si este poema fuera un reflejo de tu estado interior, ¿Qué parte de ti estaría hablando?
Después de leer el poema, toma un momento para conectar contigo mismo. Permite que las palabras resuenen en tu interior, como ecos que encuentran su propio significado dentro de ti.
Escribe en la sección de "Comentarios" o en una libreta lo que el poema te inspire: ¿Qué emociones, imágenes o recuerdos despierta en ti? ¿Cómo conectas con sus versos en tu propia vida? Usa metáforas o analogías si lo deseas, como si estuvieras traduciendo tus sensaciones en un lenguaje poético.
No hay respuestas correctas ni incorrectas. La resonancia es única, como tu propia luz interior. Este es un espacio libre y seguro para explorar cómo las palabras del poema dialogan con tu mundo interno.
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